La obra del Padre Mario
El Vicepresidente I de la Legislatura porteña, Cristian Ritondo fue el impulsor del homenaje a quien fuera el motor y a los continuadores de la obra del Padre Mario Pantaleo, que fue declarada de Declaración de Interés Social, Sanitario, Educativo y Cultural de la Ciudad.
En el Salón Dorado, tuvo lugar el homenaje al Padre Mario quien fue requerido por miles de personas que, día tras día, lo buscaban para aliviar sus problemas físicos y espirituales. La casa ubicada en la calle Mariano Acosta 1259, donde el Padre Mario recibía a sus visitantes necesitados de ayuda, hoy es un Centro de Día con instalaciones y profesionales abocados al servicio de personas con necesidades especiales.
Ritondo sostuvo durante el acto que se trata de "un merecido reconocimiento a la obra que ha dejado entre nosotros y para los tiempos venideros un gran hombre y un gran sacerdote: la Obra del Padre Mario Pantaleo" y continuó: "Este es un año muy especial, pues el Padre, este 1º de agosto, cumpliría 100 años".
"En estos días nos han llegado algunos comentarios y noticias que nos han llenado de emoción y alegría, puesto que en el centenario de su nacimiento el Padre Mario podría ser beatificado por el Papa Francisco", adelantó el Vicepresidente Primero quien recordó que cuando el Jefe de Gobierno, "Mauricio Macri, fue mantenido secuestrado, su familia recibió contención del Padre Mario". Finalmente el legislador subrayando: "Conozco la magnitud de su obra y la profunda admiración que despierta entre quienes han tenido el privilegio de conocerlo personalmente o entablar un diálogo con él".
Por parte de la Obra del Padre Mario, Perla Gallardo integró el panel junto a Ritondo.“Transmito la gratitud de todos mis compañeros de trabajo de la Obra del Padre Mario”, sostuvo la emocionada señora quien recordó que “el Padre Mario trabajaba hasta quedarse con los zapatos rotos y no le importaba nada de su persona, llegaba a su casa, se sacaba la sotana y se ponía un guardapolvo gris, era muy sencillo” relató. Al cierre del acto la cantante Vivi Verri entonó el tema Honrar la Vida, de Eladia Blazquez.
En la emblemática casa de la calle Mariano Acosta funciona, desde hace muchos años, un “Centro de Día Nuestra Señora del Hogar” para Personas con Capacidades Diferentes. La sede Central de la Obra se encuentra en la localidad de González Catán, provincia de Buenos Aires y cuenta con seguidores en la ciudad de Buenos Aires y en todo el país. Su Mausoleo es visitado por más de 300.000 personas al año y en las redes cuenta con cientos de miles de seguidores.
La Obra también cuenta una Escuela Deportiva, llamada “Alfredo Di Stéfano”, a la que asisten más de 500 chicos y cuenta con el apoyo de Instituciones de Italia y España, como así también, un Centro de Día para Mayores, donde atienden a 60 abuelos y a 400 en el “Programa Vale más Vida” y capacitan a cuidadores domiciliarios. Así también trabajan en la prevención de adicciones y en la enseñanza de distintos oficios como en la integración social de niños con necesidades especiales.
El Padre Mario
Nació el 1º de agosto de 195 en Italia y con motivo de la guerra su familia se trasladó a Argentina, estableciéndose en la provincia de Córdoba. Allí los padres internaron a Mario en un hogar salesiano, en el que solito ya que sus padres luego de la guerra volvieron a Italia. Los curas lo repatriaron al no tener noticias de sus padres y así una tía se hizo cargo en Génova y lo internó en seminarios pero nunca volvió a ver a sus padres. Siempre tuvo vocación sacerdotal.
A los 20 años conoce al Padre Pío de Pietralcina, su gran consejero. A los 29 años se ordenó sacerdote católico en Salerno, Italia.
En 1946 el Cardenal argentino, Monseñor Caggiano le solicitó al Papa Pío XII que le enviara Ministros y ahí el Padre Mario decidió que ese era su destino, país al que conocía y así en 1948 regresa a Argentina como sacerdote, siendo su primer destino una Iglesia de Casilda, en la provincia de Santa Fe.
En 1968 El Padre Mario un sacerdote, profesor de psicología y filosofía se instala en González Catán y atendía a cientos de personas que lo iban a visitar por sus dolencias y enfermedades físicas y del alma. Así sanó a muchas de ellas que dieron testimonio de la sanación. También atendía en una casona de la calle Artigas y luego en la de Mariano Acosta, en el barrio de Flores, donde acudían sus seguidores y en la que hoy funciona el citado Centro de Día.