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Un espacio fuera del tiempo

Un espacio fuera del tiempoAunque hace poco haya celebrado su aniversario número 50, el Jardín Japonés es un espacio milenario. Sus esculturas, pérgolas y senderos están imbuidos del reflexivo y sereno espíritu oriental. Sus peces koi, como se llama en japonés a las carpas, son un símbolo de la tenacidad y la persistencia.

Sus puentes, a veces curvos, otras tantas escalonados, están diseñados por historias y mensajes. Fundado por la colectividad japonesa para celebrar la visita de los entonces herederos –y hoy emperadores- Michiko y Akihito, el jardín también fue un valioso obsequio para los vecinos de la Ciudad.

En sus tres hectáreas se cuentan casi 100 especies de plantas de procedencias tanto orientales como occidentales. Entre las especies originarias de Japón están el arce palmado, que acompaña al cambio de paisaje estacional con las distintas tonalidades de sus hojas; el ginko biloba, una especie que sobrevivió a la bomba de Hiroshima y se ganó un lugar en los parques y jardines argentinos; las cañas de bambú, uno de los cinco elementos tradicionales de Japón; el kiri, usado en Asia por su madera flexible; y las azaleas, los ciruelos y los cerezos o sakuras, que tiñen la vista una vez al año con sus sutiles blancos y rosados.

Por la belleza de su flor, tal vez el sakura sea uno de los árboles más migrantes del mundo. Su adecuación a esta pampa húmeda y templada no fue traumática, pero guardó una sorpresa: aquí, los ejemplares de cerezos no florecen en primavera, como sí lo hacen en su país natal, sino en invierno. En el paisajismo japonés, la naturaleza se enhebra con la mano del hombre entregando formas definidas y cuidadas, y es gracias al cuidado de sus jardineros que todas estas especies logran prosperar en su nuevo suelo.

La colectividad japonesa también encuentra un hogar en el jardín. En su centro cultural se realizan semanalmente clases de artes marciales como karate, aikido y judo, y talleres de ikebana, origami y bonsái, tres artes que cultivan la paciencia impartidos por miembros de esta comunidad.

Para conmemorar sus bodas de oro se emplazó el Torii, un pórtico típico que conecta este mundo con uno superior y sobre el cual según la leyenda se posa el ave fénix, símbolo de inmortalidad. De esta manera, el Jardín manifiesta su voluntad de permanecer en el futuro junto a los vecinos de su ciudad adoptiva.

Abierto todos los días de 10 a 18 h | Av. Casares 2966.

Horario del Restaurant: todos los días de 10 a 18 h. y de 19.30 a 00 h. Martes por la noche cerrado.

Entrada: $120

Menores de 12 años gratis (presentando DNI y acompañado de un mayor, sin excepción). Argentinos mayores de 65 años, jubilados y pensionados gratis (presentando credencial o recibo de cobro y DNI, sin excepción).

Días gratuitos: Enero 2018, para argentinos y/o residentes argentinos (presentando DNI, sin excepción): 2, 9, 20, 23 y 30.-

No se permite ingresar con alimentos ni hacer picnics dentro del Jardín.

Revista Vasos Comunicantes